Como recordarás, en la entrada sobre contratos, comentamos que iríamos desglosando los pasos a seguir durante el proceso de adquisición de vivienda. Hoy retomamos esta guía del proceso de compra por su paso número dos, que es visitar las diferentes entidades bancarias y cajas de ahorros para conocer las ofertas sobre los préstamos hipotecarios.
Antes de pasar a los puntos a tener en cuenta, tenemos que saber la diferencia entre crédito y préstamo, ya que en muchas ocasiones se habla indistintamente de crédito o préstamo, con o sin garantía hipotecaria, y no es lo mismo. Vamos a establecer algunos principios básicos.
Con el contrato bancario de crédito, el cliente puede ir disponiendo del dinero facilitado por la entidad a medida que lo vaya necesitando, en cualquier cantidad hasta el límite del crédito y en cualquier momento durante el plazo de tiempo acordado, con la condición de que este devuelva la cuantía dispuesta junto con los intereses y comisiones bancarias en los plazos pactados. De este modo, el cliente puede devolver parcial o totalmente el importe dispuesto antes de su vencimiento, pudiendo volver a disponer de ese importe en futuras ocasiones durante la vida del crédito. Mientras que en el préstamo, el cliente recibe al inicio del contrato, de una sola vez, la cantidad pactada de dinero, obligándose a su devolución mediante cuotas periódicas, en los plazos e importes preestablecidos en el plan de amortización, cuya variación implicaría costes adicionales para el cliente.
Se denomina préstamo hipotecario porque la entidad de crédito cuenta con una garantía especial para el recobro de la cantidad prestada, y es que, a diferencia de todos los préstamos que tienen como garantía los bienes presentes y futuros del deudor, en el préstamo hipotecario, si no se paga la deuda, la entidad de crédito puede hacer que se venda el inmueble mediante una ejecución judicial o extrajudicial, según lo establecido en el contrato, con el fin de recuperar la cantidad pendiente de pago.
Una vez detalladas estas aclaraciones, vamos a enumerar las condiciones que debemos estudiar, sabiendo que pueden variar en función del tipo de bien que vayas a hipotecar, (vivienda habitual, segunda residencia, residencia vacacional…):
- El importe a solicitar: La mayoría de las entidades financieras ofrecen el 80% del valor de la vivienda teniendo que asumir el comprador con el 20% restante y los gastos asociados pero en la actualidad, se pueden encontrar algunas entidades financieras que cubran con el 110%, aunque probablemente estas condiciones sean para viviendas propias de la entidad financiera.
- El tipo interés puede ser:
- Fijo, manteniéndose la misma cuota del préstamo de forma constante a lo largo de la vida del préstamo sin que influyan las subidas o bajadas de los tipos de interés.
- Variable, con este tipo el cliente puede beneficiarse o salir perjudicado según bajen o suban los tipos de interés determinados en contrato.
- Mixto, caracterizado por un plazo de tranquilidad en el que la hipoteca goza de un tipo de interés fijo y tras ese plazo pasa a ser variable.
- El plazo del préstamo: Cuanto mayor sea el plazo, la cuantía de las cuotas serán más bajas pero el importe de los intereses a pagar se elevará.
- El periodo de carencia: es fundamental conocer si el préstamo hipotecario ofrece la posibilidad de acogerse durante un cierto espacio de tiempo a un periodo de carencia durante el cual sólo se pagan intereses y no se amortiza capital.
- Las comisiones: Son importes destinados a la remuneración a la entidad por el estudio, análisis y apertura de la operación solicitada o incluso un porcentaje del importe adelantado por amortización o cancelación del préstamo.
- Productos asociados: al coste de la operación se deben sumar otros gastos como el seguro de vida, el seguro de la vivienda (recuerda que legalmente solo es obligatorio el de continente), los gastos de gestoría, notariales, el Impuesto de actos Jurídicos documentados, inscripción en el registro de la propiedad… y otros puntos obligatorios como la domiciliación de nómina y de algunos recibos, planes de pensiones…
Se trata de la inversión de una persona durante toda su vida por lo que hay que evitar cualquier error que se pueda cometer ya que, por lo general, tendremos que asumirlo hasta finalizar el préstamo. Para evitarlo, lo mejor es rodearse de profesionales, consultar en notarías y abogados, además de preguntar en tu entidad bancaria de confianza.